Una situación social con muchos frentes abiertos, un clima de gran inestabilidad política. En medio de este panorama, el Perú se prepara para recibir al Sumo Pontífice. Y como ha asegurado el Cardenal Juan Luis Cipriani, el Papa Francisco “viene a unirnos, porque hay que ser honestos: encontramos un tejido social un poco roto, con huecos, remendado”.
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Francesco in Perù, paese polarizzato e bisognoso di riconciliazione
La visita di Papa Francesco in terra Inca giunge in un momento critico, e quindi provvidenziale. Da un lato vi è la dura realtà delle persone che abitano la costa nord del Perù, vittime della devastazione causata dal tifone El Niño all'inizio del 2017, che il Pontefice visita quando arriverà a Trujillo. Diversi settori della politica e della società stessa rilevano il lento processo da parte dello Stato nell'attuare un piano di ricostruzione per aiutare le 10.508 persone che vivono in oltre 2000 tende distribuite nei 34 campi, secondo le informazioni dell'Istituto nazionale di Protezione Civile.
Nell'agenda papale vi è anche la tappa a Puerto Maldonado, capitale della regione Madre de Dios che, nonostante sia una delle regioni più ricche di materie prime, è tuttavia una delle più agitate dal traffico di droga e dalle miniere illegali. I più deboli e vulnerabili sono le vittime di questo sistema iniquo: persone prese con l'inganno per lavorare nell'estrazione dell'oro, o ragazze credono che avranno l'opportunità di studiare o lavorare in una casa ma finiscono nella rete della prostituzione.
Di fronte alla crisi e all'instabilità politica che ha portato la cosiddetta "ondata di Odebrecht" (dal nome dello scandalo) e la forte polarizzazione, accentuata dalla grazia concessa all'ex presidente Alberto Fujimori, le mobilitazioni sociali promosse dai diversi settori politici sono sempre più frequenti. In mezzo a questo panorama di instabilità, il Perù si prepara a ricevere il Pontefice. E, come ha assicurato il cardinale Juan Luis Cipriani, Papa Francesco "viene a unirci, perché dobbiamo essere onesti: abbiamo un tessuto sociale un po' frammentato, con lacune, rattoppato
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Una situación social con muchos frentes abiertos
La visita del Papa Francisco a tierra incaicas se da en un momento álgido y por tanto, providencial. Por un lado, la dura realidad de los damnificados de la costa norte peruana por la devastación que trajo el fenómeno de El Niño a principios del 2017, y que será visitado por el Sumo Pontífice cuando llegue a Trujillo. Diversos sectores de la política y de la misma sociedad reclaman por el lento proceso por parte del Estado para ejecutar un plan de reconstrucción que ayude a las 10,508 personas que viven en las más de 2000 carpas distribuidas en los 34 campamentos, según información del Instituto Nacional de Defensa Civil.
A su vez, en la agenda papal también está Puerto Maldonado, capital de Madre de Dios, que a pesar de ser una de las regiones más ricas en materias primas, sin embargo es una de las más agitadas por el narcotráfico y la minería ilegal. Los más pequeños son las víctimas de este sistema, dado que con engaños son llevados para que trabajen en la extracción de oro, y las chicas, creen que van a tener una oportunidad de estudiar o trabajar en una casa pero terminan en la prostitución.
Respecto a la situación laboral en la capital peruana, el año pasado aumentó el número de empleos de baja calidad y bajas remuneraciones. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática, el 24% de trabajadores perciben alrededor de 295 dólares mensuales, es decir, 1,2 millones de personas y esto con una alarmante tendencia al alza. Se suma a esto el problema de la gran mayoría de niños que perdieron clases desde el 15 de junio al 2 de setiembre por la huelga de los maestros, y las pocas acciones por afrontar el problema de la minería ilegal, la deforestación y los ataques de la mayoría de congresistas al Gobierno por las escandalosas acusaciones de corrupción.
Clima de gran inestabilidad política
Ante la crisis e inestabilidad política que ha traído la llamada “ola Odebrecht” y la fuerte polarización acentuada por el indulto al ex presidente Alberto Fujimori pactada por el primer mandatario Pedro Pablo Kuczynski para obtener los votos en el Congreso que lo salvaron de la moción de vacancia presidencial presentada en el Congreso a finales del 2017, las movilizaciones sociales promovidas por los diferentes sectores políticos son cada vez más frecuentes. En medio de este panorama de inestabilidad, el Perú se prepara para recibir al Sumo Pontífice. Y como ha asegurado el Cardenal Juan Luis Cipriani, el Papa Francisco “viene a unirnos, porque hay que ser honestos: encontramos un tejido social un poco roto, con huecos, remendado”.
En efecto, los recientes sondeos de opinión posicionan al Jefe de Estado en un nivel de desaprobación que es el más bajo en lo que va de su gobierno. Ante este panorama, en los primeros días de Enero, el Gobierno decretó que el 2018 sea “el año de la reconciliación y el diálogo”, frase que parece caer en saco roto, debido a que Kuczynski no ha logrado despercudirse de las acusaciones de Odebrecht y de las que recibirá en los días sucesivos a las revelaciones del contenido de las investigaciones.
En este sentido, el politólogo y jurista Fernán Altuve en una conversación con la Agencia Fides en la que analiza la situación, sostiene que el presidente no tiene un largo futuro “porque está muy herido y desprestigiado” y su “margen de maniobra política está muy reducido”. Fernán Altuve Febres, quien además fue abogado de la empresa Odebrecht en el año 2016 - y en aquel entonces, aconsejó a los administradores de la empresa brasileña que se sincerasen y acogiesen a la Justicia Peruana bajo la figura de la colaboración eficaz -, recuerda que durante su asesoramiento legal, el gerente en Perú, Jorge Barata, reconoció el pago de coimas a funcionarios del gobierno, información que hoy está comprometiendo la administración gubernamental actual. Es por ello, que el doctor Altuve aseguró a la Agencia Fides que “saldrá a la luz aún más cosas” (refiriéndose a acusaciones serias que comprometerían aún más al presidente Kuczynski).
Tras el indulto a Fujimori, el presidente ha buscado tender puentes y fortalecerse con alianzas políticas. Con esta esperanza anunció la conformación de un nuevo gabinete de ministros que convocaría a las distintas fuerzas políticas y que por eso se llamaría el "gabinete de la reconciliación". Pero la respuesta a esta convocatoria no ha tenido eco. Al respecto, Altuve comenta: “¿Quien querría ser ministro de un presidente que a mitad de camino le vayan a acusar de algo peor?. Los nuevos ministros no satisfacen a nadie porque es un gabinete de muy baja densidad política y técnica. Nunca un presidente había tardado doce días para conformar un gabinete y obviamente eso demuestra que la capacidad de convocar y gobernar es muy reducida”.
Por su parte, el analista político Diethell Columbus cuestionó el llamado "año de la reconciliación”, calificándolo de una broma británica. A su vez, el analista político Manuel Huidobro, quien también es investigador del Instituto del Perú ha señalado para Agencia Fides “sobre la reconciliación, soy muy poco optimista”, porque a su parecer el futuro de Kuzcynski es muy incierto, “y más aún, ahora que saldrán más declaraciones comprometedoras de Jorge Barata – ha explicado-. A eso se suma que los partidos políticos están profundamente divididos, estamos frente a un caos, a un 'pandemonio', y por eso el futuro de la reconciliación no lo veo viable. Cada uno está así luchando por sobrevivir hundiendo al otro”. Al respecto, Juan Luis Cipriani, Arzobispo de Lima, ha señalado que hay “una especie de turbulencia, desencuentros, pero creo que solo se van arreglar si tenemos el coraje de dejar de lado odios y enfrentamientos que descartan al otro. El lenguaje de la clase política es agraviante”.
La oración el camino para la paz
Es interesante considerar que el 76 por ciento de la población peruana considera muy importante la religión católica, según el último sondeo de opinión de Vox Populi, por lo que este clima de confrontación política y social, "bajará la guardia" durante la estadía del Sumo Pontífice. Así lo estimó el director de dicha encuesta, Luis Benavente. Según señaló a Agencia Fides, "no es buen negocio enfrentarse al Papa. Más bien, lo contrario, es decir, que diferentes sectores buscarán subirse al coche”. Aunque advirtió que así como en muchos países, en el Perú hay un pequeño movimiento anti clerical y anti católico, y por tanto, "intentarán aprovechar esta visita para hacerse notar porque tienen una agenda donde no les importa que no tengan el respaldo del ochenta por ciento de los peruanos sino más bien llamar la atención de su agenda, sus contenidos de un estado laicista".
¿Es una coyuntura oportuna para que el Santo Padre visite al Perú? ¿Cómo puede la venida del Papa calmar las tensiones políticas y sociales?. A la pregunta, el analista religioso e historiador, Jose Antonio Benito dijo para Agencia Fides que "escribía Chesterton que el Señor permitía los temblores para que surgiesen santos. Estas coyunturas difíciles son propicias para que los cristianos demos un plus, el suplemento de alma que toda sociedad necesita. Me parece fundamental que en este momento vivamos de verdad lo que el Papa Francisco nos pide “recen”; el verdadero desarrollo, la paz, necesita cristianos con los brazos levantados en oración y dispuestos a jugársela como nuestro Señor para darlo todo por los demás. En este sentido, considero una bendición la presencia del Santo Padre que nos recordará que “el corazón de la paz es la paz de corazón” y que el ejemplo de los santos, su vida de oración, de comunión con Dios y los hermanos, son los que darán la auténtica paz familiar y social", ha concluido.